La Ley

El estándar santo de Dios — una sombra que apunta a Cristo.

Primera mención en las Escrituras

Palabra original: תּוֹרָה (torah)

Referencia: Éxodo 24:12

Significado: Instrucción, enseñanza, ley — la voluntad revelada de Dios para Su pueblo.

Dada formalmente a Moisés en el monte Sinaí, la Torá se convirtió en el fundamento de la vida del pacto de Israel.

La Ley, dada por medio de Moisés, es central en la historia de Israel y en el desarrollo del plan de redención. Revela el carácter de Dios, Su deseo de un pueblo santo y la gravedad del pecado.

La Ley nunca fue destinada a ser un medio de salvación, sino una guía — un espejo que refleja tanto la justicia de Dios como la necesidad humana de gracia.

Incluye mandamientos morales, estatutos civiles y prácticas ceremoniales — todos apuntando a algo mayor.

El libro de Hebreos llama a la Ley 'una sombra de los bienes venideros' (Hebreos 10:1), preparando el camino para Cristo, quien cumple su propósito y trae un mejor pacto.

La entrega de la Ley: El pacto de Dios con Israel

En el monte Sinaí, Dios da la Ley a Moisés (Éxodo 19–24), estableciendo un pacto con Israel. Los Diez Mandamientos son el corazón de este pacto, llamando a Israel a vivir como una nación santa.

Este momento marca la identidad de Israel como pueblo de Dios, pero también muestra el desafío de la fidelidad en medio de la debilidad humana.

El propósito de la Ley: Revelar y restringir

La Ley revela la santidad de Dios y define el pecado. Establece límites para una vida justa y llama al amor a Dios y al prójimo (Levítico 19:18).

Pablo dice que la Ley actúa como un tutor que nos guía a Cristo (Gálatas 3:24).

El límite de la Ley: Una sombra temporal

Aunque la Ley era buena, no era definitiva. Hebreos enseña que era una sombra, no la realidad (Hebreos 10:1). Los sacrificios no podían limpiar por completo la conciencia ni quitar el pecado.

La Ley apuntaba más allá de sí misma — hacia un sacerdote perfecto, un sacrificio mejor y un nuevo pacto.

Cumplida en Cristo: La verdadera sustancia

Jesús dijo que no vino a abolir la Ley, sino a cumplirla (Mateo 5:17). Vivió en obediencia perfecta y se convirtió en el sacrificio definitivo que la Ley anticipaba.

A través de Él, los creyentes ya no están bajo la Ley, sino bajo la gracia — no sin ley, sino con una justicia más profunda guiada por el Espíritu.

La Ley hoy: Escrita en el corazón

El Nuevo Pacto, prometido en Jeremías y cumplido en Cristo, lleva la Ley de las tablas de piedra al corazón humano (Jeremías 31:33).

Los seguidores de Jesús están llamados a una nueva forma de vida — no bajo el antiguo código, sino en el Espíritu, dando fruto de amor y santidad como la Ley siempre buscó.

Referencias bíblicas

La Ley fue un regalo — revelando la voluntad de Dios y preparando el camino para Cristo. Aunque ya no estamos bajo su forma antigua, vivimos su propósito cumplido: amar a Dios, amar al prójimo y vivir en santidad por el poder del Espíritu.

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